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Pensamiento Divergente y Convergente. Las dos caras de una misma moneda

La dificultad no está en las ideas nuevas, sino en escapar de las viejas. - John Maynard Keynes

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Innovación. Qué palabra más utilizada. La llevo oyendo desde hace más de 30 años. Hasta manía le tengo de tanto oírla. Es como la palabra estrés. Además de repetirlas hasta la saciedad, se usan ambas como justificación para cualquier cosa.

A ver si te suenan este tipo de conversaciones.


Sobre el estrés.

Tengo un dolor en el brazo.

"Eso es estrés seguro".

Pero si he estado de vacaciones relajado 2 semanas.

"Pues es el estrés acumulado que ahora se libera".

Y así ya estás tranquilo, no es culpa de nadie, es culpa del estrés. Y a esperar a que se alineen los astros para que se te quite el dolor. O más vaciones, que tienes mucho "estrés."


Sobre la Innovación

Es que en mi empresa parece que las ventas este mes no han estado tan bien.

"Es que tienes que innovar, si no innovas vas a desaparecer".

Pero venimos de un mes anterior de récord de ventas, a lo mejor es otra cosa.

"No, lo tuyo es un problema de estrés y de falta de innovación".

Y así te dejan, estresado y bloqueado por no innovar.


Y no digo que el estrés no sea uno de los grandes problemas de nuestra sociedad, ni que la innovación no sea una pieza clave en este mundo empresarial con tanta volatilidad e incertidumbre. Me quejo de que se dice así como si fueran la causa de todo y peor aún como si la solución fuera tan obvia.

Y, ¿qué puedo hacer entonces para mi estrés y mi falta de innovación?

"Lo que tienes que hacer es desestresarte y ponerte a innovar".

¡Uy! Haberlo dicho antes, sólo era eso, caso cerrado.


Y ahora en serio, si considero que debo innovar, (del estrés no voy a hablar por ahora), o mejor dicho, necesito tener una actitud personal y profesional hacia la innovación, hoy vamos a reflexionar sobre dos tipos de pensamiento que te van a ayudar sobre todo con la parte que nos compete en esta newsletter, cómo comenzar a buscar innovar en mi empresa. Y para eso vamos a hablar de Pensamiento Divergente y de Pensamiento Convergente.


Un paso atrás. Como siempre, déjame comenzar por el principio dándote primero las definiciones de lo que vamos a ver hoy.

¿Qué es innovar?

Para no añadir definiciones propias, te dejo las dos más populares. La RAE define innovar como "Mudar o alterar algo, introduciendo novedades". O, si prefieres, como dice Wikipedia, "Se refiere a aquel cambio que introduce alguna novedad o varias. Cuando alguien innova aplica nuevas ideas, productos, conceptos, servicios y prácticas a una determinada cuestión, actividad o negocio, con la intención de ser útiles para el incremento de la productividad."


Pensamiento Divergente o Expandiendo Horizontes

Aquí el juego se llama volumen. El pensamiento divergente es esa chispa que te permite lanzar ideas a lo loco, sin filtros, buscando cantidad antes que calidad. Imagínate en una lluvia de ideas donde cualquier propuesta, por más descabellada que parezca, es bienvenida.

Este es el terreno de lo posible, el laboratorio del "¿y si...?".

La creatividad es pensar en nuevas ideas. La innovación es hacer cosas nuevas. - Theodore Levitt.
Pensamiento Convergente o Filtrando la Genialidad

Luego de la tormenta viene la calma, y en el mundo de las ideas, eso significa poner orden. El pensamiento convergente se trata de evaluar críticamente las ideas previas, seleccionando las más robustas y viables. Es un proceso de destilación, donde la calidad prima sobre la cantidad.

La calidad de nuestras decisiones mejora con la adecuada restricción de opciones. - Sheena Iyengar.
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¿Qué tiene que ver estos tipos de pensamiento con la innovación?

Pues que estos pensamiento se complementan perfectamente apra generar innovación: generar ideas para luego elegir las mejores y desarrollarlas.


El Pensamiento Divergente se usa cuando tu empresa necesita un soplo de aire fresco. ¿Necesitas un nuevo producto? ¿Una estrategia diferente? Empieza aquí. Es la fase del "todo vale" que precede al compromiso con una dirección concreta, para posteriormente usar el Pensamiento Convergente.

Cuando ya tienes un montón de ideas y necesitas poner los pies en la tierra. Este pensamiento convergente te ayuda a decidir, con cabeza fría, qué idea tiene realmente potencial para ser implementada y cuál es solo una fantasía bonita.


Te dejo aquí algunas herramientas que se usan para este para desarrollar ambas formas de pensar. Sólo te presento algunas, las más populares, de los cientos que existen. Si quieres "tirar del hilo" te recomiendo todo lo relacionado con pensamiento creativo.

Para fomentar el pensamiento divergente, saca el arsenal creativo: sesiones de brainstorming, el método SCAMPER, pensamiento lateral, seis sombreros para pensar... hay mil herramientas y tácticas de cómo hacerlo. Desde lo individual a lo grupal. Todo vale para que el cerebro se desate y genere opciones innovadoras.

Para fortalecer el Pensamiento Convergente, cuando tengas que volver al terreno de lo concreto, herramientas como el análisis DAFO, las listas de pros y contras, los diagramas de flujo y Forrester serán tus mejores ayudantes. Es el momento de la crítica constructiva y la decisión informada.

La clave está en la transición entre ambas formas de pensamiento. Saber cuándo cambiar de marcha. Una buena estrategia es definir claramente las fases de tu proyecto: primero, un período de generación libre de ideas y, después, una fase de evaluación rigurosa y selección.


Es muy importante no mezclar ambos enfoques al mismo tiempo. Y sí, es lo que hacemos normalmente. Tenemos una idea loca y al mismo momento diseñamos e imaginamos cómo ponerla en práctica sin antes haber hecho la transición de averiguar si merece la pena seguir con ella.

No mezcles los dos pensamientos en el mismo momento. La calidad de este tipo de ejercicios se ve mermada cuando haces todo a la vez. Genera sesiones y utiliza herramientas de divergencia en primer lugar y posteriormente haz lo mismo en otro momento exclusivo con la convergencia.


Mi Reflexión Final

En conclusión, tanto el estrés como la innovación son términos que, pese a su uso excesivo y a veces trivial, encierran profundas verdades sobre nuestra existencia y desempeño profesional. Te animo a adoptar un enfoque más estratégico, explorando el Pensamiento Divergente para abrirnos a un mundo de posibilidades y luego utilizando el Pensamiento Convergente para destilar esas ideas en acciones concretas, podemos transformar verdaderamente nuestra manera de trabajar y vivir.


Así que, la próxima vez que sientas la tentación de atribuir un problema a "demasiado estrés" o la falta de "innovación", recuerda que la solución podría estar en un cambio de perspectiva, en una exploración más profunda de lo que realmente significa innovar y desestresarse. Enfrentemos estos retos con una mente abierta y herramientas efectivas; sólo así podremos descubrir soluciones genuinas y duraderas... O agarra otras 2 semanas de vacaciones, que siempre es buena idea.


Y hasta aquí la newsletter de esta semana.Te invito a poner práctica los dos pensamientos ante los desafíos de estos tiempos tan volátiles e impredecibles. Recuerda que la suerte está del lado de los audaces.

Un fuerte abrazo, Andrés.

Me encantaría escuchar tus experiencias, dudas y reflexiones. Si quieres, escríbeme en mi web andresmulas.com o en linkedin, siempre contesto.

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